jueves, 22 de mayo de 2008

Cafés bajo la lluvia



A la omeya, en su paraíso jareño cordobés, por hacerme reír cuando a ratos no estoy pa’ na’, por escuchar mi charla incesante y por espantarme la nostalgia y la soledad con sus benditas cartas…


Calles mojadas
Charcos donde naufragar
Pies húmedos y fríos
Y una ráfaga de soledad
Cafés en el Trajano
Ternura al hablar
de lugares eternos
A donde escapar
De esos secretos
que he de guardar
De besos sinceros
que dejamos escapar
De abrazos infinitos
Del peso de los recuerdos
De fotos, de cartas
de tanta cotidianeidad
que a veces ahoga
Y nos deja sin palabras
Inocencia superada
voces calladas
Silencios abrumadores
Y princesas malcriadas
El guiño de unos ojos
Nos llevan a la perdición
El roce de una piel
nos roba la razón
El aroma de unas manos
tontas al fin
Pero que,
con astucia,
Consiguen su ansiado fin
Espacios compartidos
sueños aparcados
hasta que un día
podamos realizarlos.

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