"Nosotros mismos debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo". (Gandhi)
Anoche no podía dormir, no dejaba de darle vueltas a una frase que un amigo del colegio -felizmente reencontrado hace un par de semanas- me dijo, "niña, hay que evolucionar con el tiempo pero sin dejar que éste nos robe ni nuestros sueños de infancia ni nuestros recuerdos". Hace meses que había perdido la alegría de escribir, bueno, quizá más bien tendría que decir que el estres, las prisas del día a día y la rutina había adormecido mi alegría para escribir, de escribir he sido capaz todo este tiempo pero páginas tan negras como el ánimo que tenía entonces, la mañana que ese viejo compañero de recreos, clases y fatigas reapareció fue como si mi alegría para escribir saliera de golpe del rincón donde se había escondido hasta entonces, no hay mejor cura para la melancolía que rescatar y compartir recuerdos, revivir risas que se conocían pero que la distancia y los años separó y hoy la casualidad vuelve a reunir. He vuelto a recordar el porqué empecé a escribir, por qué un buen día empecé esta lucha con una hoja en blanco como adversaria y un bolígrafo como único arma, he recordado que un día algo murió en mi con ese alguien que se fue, quizá arrojé la toalla demasiado pronto, acaso cerré los ojos cuando debería haberle echado valor a tantas cosas, pero en ese momento no fui capaz... Puede que sólo ahora gracias al insomnio haya entendido lo que mi amigo quería decirme, evolucionar mirando hacia adelante pero sin dejar nunca de ser uno mismo, conservando los valores y los hilos que uno ha ido adquiriendo a lo largo del camino que es la vida, ahora veo la luz que creía que se había apagado dentro de mi, en realidad había estado ciega y no había sabido verla pues la verdad siempre había estado ahí, a mi lado. Ahora sé que escribir me da vida... Un abrazo a tod@s, mis mejores deseos para el nuevo año que apenas empezó.
