jueves, 28 de julio de 2011

El silencio, ese gran desconocido...

"Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible, como un sueño que nunca lograré realizar, y el lejano perfume de mi amor imposible rozará tus cabellos y jamás lo sabrás..." (José Angel Buesa)



Un año más, saco mi olvidada maleta del armario, me despido de los que veré en unos días aunque me cuesta dejarlos atrás (tú bien lo sabes, mi amor), este ajetreado ritmo de vida hace necesario tomarse de vez en cuando unos días de pausa, hacer una escapada, buscar un remanso de paz donde recargar pilas, para recuperarse de toda la vorágine exterior (y sobre todo interior) para luego venir renovada, con ese brillo en los ojos y en el alma que sólo el silencio sabe dar... este año tocaba salir de casa y emigrar (aunque sólo fuera por unos días), esta vez no con la maleta de madera pero sí con el regusto amargo de ir a comprobar que una de mis mejores amigas estaba bien, en los tiempos que corren salir fuera es para cada vez más gente no una opción sino una necesidad imperiosa ante el agujero negro laboral que se abre cada vez más en nuestro país, para los que cogen el petate y salen fuera nunca es fácil alejarse de todo lo que conocen sin saber muy bien qué se encontrarán allá donde van, la ilusión a veces no acompaña, es más la desesperación y la necesidad de encontrar un mañana que no de miedo, hoy leía una entrevista a Pérez-Reverte donde decía que a los españoles les queda una "chispita" y que gracias a esa chispita ve esperanza en el futuro de nuestra gente, yo sólo veo que cada vez más gente sale fuera porque aquí en casa no encuentra nada y uno se cansa de "sobrevivir", de no querer mirar más allá del día a día por qué uno no sabe qué traerá, en la calle todos hablan de que "la cosa" está cada vez peor, los indignados salen a las calles, y más de uno se traga su indignación porque en el trabajo le dicen que fuera hace mucho frío y mejor dentro que fuera, corren tiempos extraños, difíciles y grises, pero pese a todo me queda la esperanza (como a Pérez-Reverte) de que no todo esté perdido, de que ese grito que se hace cada vez más grande haga posible lo que hasta hace poco parecía una utopía: que las cosas cambien, paso a paso, pero que cambien... que venza al silencio que hasta ahora ha imperado en nuestras vidas y que ese grito tome las calles...