Las sombras en la noche me acompañan, acarician mis pasos en sueños inseguros, inquietantes, imágenes que quiero olvidar, la noche me confunde, ¿qué diferencia el sueño de la realidad?
A ti, por seguir ahí en la sombra, vigilando cada paso que doy y devolviéndome la sonrisa, gracias.
Sombras que acechan en la noche, que no sabemos qué esperan, son como buitres hambrientos esperando que un error te haga caer y no levantarte más...
La vida en sueños es un juego en el que uno siempre depende de las cartas que te tocan, si son buenas, será una buena mano, sino habrá que echarle imaginación y confiar en que la suerte nos sonría aun llevando las peores cartas del mundo, todo lo que aprendimos mientras caminábamos nos ayuda a saber a qué carta confiarnos y cuáles descartar, la vida si algo nos enseña es a darle la vuelta a una mala racha, a agarrarse a cualquier esperanza por pequeña que sea, a ser conscientes de que una pizca de ironía a veces nos puede salvar de caer en el pozo negro de la desesperación, a desconfiar de esos personajes que pretenden darnos gato por liebre, a los que nos prometen todo por nada, a los que creen que se puede vivir del aire, quimeras, utopías, sueños que proteger, pasos que dar, mitos que recordar, héroes que invocar, palabras que pronunciar, espacios que recorrer, miradas que regalar, sonrisas que buscar, luz que en algún sitio debe estar, salgamos a buscarla pero ya, antes de que nos invada la plena oscuridad de un mundo que no sabe adónde va...
Amanece, la luz lo vuelve a inundar todo, esas sombras amenazantes son historia ya, la mañana llega repleta de promesas de eternidad, de amores que se intuyen, de futuros llenos de felicidad, la ironía nos mantiene los pies en la realidad, las sombras pese a todo volverán cada noche a ayudarnos a conservar la cordura, el equilibrio entre lo que es y lo que tememos que sea, lo onírico es la amenaza de lo posible, de lo probable, el misterio de lo insondable...
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