sábado, 6 de junio de 2009

Fabulaciones



Soñarte es como alcanzar la luna con un solo dedo en una noche de esas de locura en las que todo parece perfecto...

A Wen, por devolverme a la realidad sin dejarme que abandone mis sueños

Esperando algo que se anunciará, que llegará por sorpresa o que un viento lo traerá, soplan malos tiempos para la lírica, aún así toca reunir todas las fuerzas y seguir caminando, rumiar la nostalgia a solas, sembrar nuevas esperanzas por aquellos que las desecharon, que las quemaron por el camino, que no supieron seguir caminando. La vida, peldaño a peldaño, nos enseña que siempre hay que seguir por algo, ese alguien que nos sonríe, que no deja que nos rindamos, ese sueño que quedó en el aire suspendido hasta que nos animemos a volver a recuperarlo, esa vida detenida que sólo pide una oportunidad para aclararse y luego retomar el camino que una vez y casi sin saber por qué abandonamos, la vida nos sale al encuentro cada mañana, cada amanecer, en cualquier esquina, en cada mirada, en el soplo de esa leve brisa que ninguno se esperaba...
Soñarte, esperarte, y si no llegaras, inventarte.
Desearte, anhelarte, añorarte, pensarte, nunca idealizarte.
Te prefiero del montón, ¿adornarte? tampoco, te conocí desnudo, sin artificios ni ropajes que pudieran distraerme de lo que eres en realidad.
Me quedo con el tú esencial, con esa sonrisa del viento que tiene la virtud de recargarme las pilas, de devolverme la sonrisa, la ilusión, la calma y la vida, caricia inocente que me regala un futuro vivido día a día, que me descubre un mundo que antes desconocía, gracias por estar ahí aunque no te vea, eres la calma que llega después de la tempestad, ese rayo de luz que trae con él tanta felicidad, eres la risa del viento que me roza al pasar, tantas cosas que no sé ni por dónde terminar...

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