A ti por todos esos instantes raros en los que desapareceré...
A veces tus brazos no bastan, cuando el frío entra en un alma no hay ternura ni abrazos ni besos que valgan, perdona que te lo diga mientras me abrazas pero no puedo evitarlo, siento que tengo dentro un dolor de escarcha, una herida profunda que pese a todo nunca se cerrará, no puedo cancelarlo (qué más querría, el amor cuando se termina es injusto aunque no pretenda serlo), la vida continúa y sigo caminando pese a las cicatrices y a la herida que aún me recuerdan que estás cerca, más cerca de lo que un convaleciente corazón podría desear, late corazón, que algún día olvidarás, la herida sanará y otro amor echará raíces profundas como el mar...
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