sábado, 20 de diciembre de 2008

Carta de des-amor

Sevilla, 1 enero de 2006
Añorado extraño,
Sé que, a estas alturas de la vida, seguramente ya sólo seré en tu historia una sombra más, leve y sin importancia, aun así, déjame que piense que, al menos, durante el breve instante en que nos amamos, fui la única luz en tu existencia sombría.
Hoy recuerdo con nostalgia y un mar de ternura nuestros paseos por la playa, cuando todavía con una sola mirada nos lo decíamos todo -casi sin decir nada-, nuestras risas cómplices después de hablar de amor y de olvido, las huellas de tus caricias tras dejarnos mecer por las olas de una pasión que quizá nos venía demasiado grande…
Al escribirte esta carta, que sé que no te enviaré nunca (el amor es siempre osado, el olvido, en cambio, es cruel y hace demasiado daño, y contra eso no me veo capaz de luchar, pese a la fuerza interior que siempre admiraste en mí), me hago mil preguntas ¿y si yo…? ¿Y si tú…? Simples engaños, sé que ya no hay vuelta atrás, lo que vivimos y compartimos fue un momento, un instante fugaz que recordaré toda mi vida con una sonrisa en los labios porque, pese a quien pese (a ti en primer lugar, ¿cuántas veces me repetiste que la nuestra era una historia con fecha de caducidad?), te amaré toda la vida…
Y luego dicen algunos que existe algo llamado amor eterno, ¡cuánta ingenuidad! El nuestro sí que fue un amor eterno porque durará a pesar de ti, de mí y de todo lo que nos separa, eterno por imposible, por intangible, por ser todo y nada, porque en un segundo parecía que se nos iba la vida en un suspiro de los dos, porque, como dijo un poeta, “El amor es eterno mientras dura”, así que nuestra historia será eterna pese a que hoy por hoy tú y yo ya no somos el nosotros de antaño…
Pero te seguiré amando sencillamente porque no me has dado ningún motivo para no seguir haciéndolo, me has privado de la ternura de tu sonrisa, de la negrura de tu pelo, del verde agua de tus ojos marineros, de esos abrazos que eran mi refugio ante la vida, de tus besos, de tus caricias, sí, me has dejado sólo un pobre recuerdo de lo que tuvimos, pero, a pesar de todo eso, y quizá precisamente por ello, no puedo odiarte, mi amor no puede desandar lo amado, entre tantas opciones ha elegido la de seguir viviendo de la sombra de todo lo que tú representabas, de todo lo que ya no tendrá, de todo lo que ya no volverá…
Mientras pienso ya en cómo terminar esta carta (¿y si te la enviara después de todo? ¿Y si tú me respondieras?), veo cómo el mar borra mi huellas en la mojada arena, quizá un día de igual manera el recuerdo de tu amor se borre de mi alma viajera, por ahora es ese mismo dulce recuerdo el que me ayuda a vivir, a que no me haga tanto daño el peso del tiempo y tu ausencia (te quiero, ti amo, I love you, Ich liebe dich, je t´aime, palabras de poetas anónimos ahora sin sentido para mí).
Tuya en cada ola que llega y borra tu nombre escrito en la arena junto al mío cuando la locura aún llenaba nuestras vidas,
Amarantalia

3 comentarios:

josé javier dijo...

El amor pasado engendra más amor...

Que el Espíritu de la Navidad te acompañe en estos días a tí y a los tuyos.
Un abrazo. J.J.

Stephi dijo...

FEliz navidad

que tes bien

nu se que mas poner

asdfasfdafsfdafsfdafgjscsfgahjdjhaaldjkglhkmhg


esop

Stephi dijo...

feliz año nuevo!!!!!!!!!!

niña que el proximo año sea mejor que este, trata de repetir todo lo bueno del que ya se fue y eliminar de tu mente lo malo :B