sábado, 25 de octubre de 2008

La caja de Talía



...e non come le persone che a causa dei particolari mandano per aria sogni e grandi amori... (Povia)

Al "Hombre de los chistes" por hacerme reír, gracias por tanto aunque tú creas que es poco...

Ella ya se recuperó de aquella herida que creyó que le arrebataba la vida en cada suspiro, al final la sangre no llegó al río, con el tiempo aprendió a no darlo todo, a guardarse -emulando a Pandora- siempre ese algo tan pequeño que apenas nadie percibe, pero que, a la larga, puede salvarnos la vida...
La caja se cayó con gran estrépito al suelo, abriéndose de par en par, por más que intentó cerrarla todo fue en vano, sólo pudo cerrarla cuando ya sólo quedaba un simple suspiro, nunca más lo daré todo, nunca más, se repetía entre lágrimas, cuando de repente una tenue voz le susurró, "no llores, Talía, aún te quedo yo", dejó con un estremecimiento la caja en el suelo y miró a todos lados intentando averigüar de dónde provenía esa voz -en verdad casi un susurro, por un momento creyó haberse vuelto loca-, al reparar en la caja descubrió un pequeño destello casi del tamaño de una lágrima escondido en un rincón como si quisiera defenderse del exterior, era la esperanza...

1 comentario:

Melba Reyes A. dijo...

Muy bonitas palabras. La esperanza es lo último que puede perderse...Aunque queden cicatrices siempre podremos sobreponernos porque la vida continúa y ¡hay tantas cosas buenas por las que seguir viviendo!

Muchísimas gracias por tu visita y tu mensaje en relación a la muerte de mi amiga-hermana.

Salud♥s nicas.