A la omeya por darme asilo, la lluvia en Córdoba siempre es una maravilla
Llegó la lluvia, anunciando el otoño que se resiste a entrar, parece que este año se quedó detrás de la puerta y no se atreve a llamar, a ver, que alguien le diga que pase sin llamar...
La melancolía vuelve, el verano no es época para pensar sino para disfrutar, el calor da paso al frío, los corazones se arriman a los puestos de castañas para entrar en calor, pero algunos, ni así...
Y tú, que nadie sabe dónde andarás, te fuiste, no volviste a llamar, dejaste tu aroma, las llaves encima de la mesa, y un silencio que no sé cómo llenar...
Gotas de lluvia cayendo sobre mi pelo, no sé dónde voy, ¿voy o vengo? palabras que me persiguen, son como esos pasos que van pisando charcos, no pienso volver...
Y él, que no sabe nada, que no ve nada, que no pide nada, y aún así sonríe a la cámara, no sabe lo que ha de venir, bendita inocencia...
¿Qué quieres? Yo ya nada, ¿tú aún quieres la luna? yo la bajé una noche loca y de poco me sirvió, si quieres te la doy, era una leyenda urbana más...
Dormir y no querer despertar, hojas que caen y no se vuelven a levantar, gotas de rocío, sueños que se van, piruetas del destino, sigue ese camino y verás...
Continuará...
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